Una voz para la Lírica

Fue una decisión acertada, algo sorprendente para aquella época en la que, los actores, al menos en España, no cantaban.. Esa formación, su extraordinaria voz, su saber decir el verso y su talento musical hicieron de él ese artista integral que aspiraba ser.

Fue pionero en el teatro musical y se puede afirmar que ha sido el actor de su generación que más musicales ha interpretado a lo largo de su trayectoria artística.

En 1970 protagoniza Las Mariposas son libres de Leonard Gershe, dirigida por José Luis Alonso. Paco interpreta la canción “Voy siguiendo mi camino” compuesta por Julio Iglesias para la obra. La obra permaneció en cartel durante más de cuatro años..

La compañía CBS le ofreció un contrato para grabar esta canción y otras más, y así lo hizo. La compañía quería que se dedicara al mundo de la música, pero Paco lo rechazó porque su vocación era el teatro y cantar o bailar "sólo eran complementos" cuando así lo requería la actuación.

Paco, amante de la música, ha intervenido en conciertos sinfónicos junto a grandes orquestas. "Nadie que no haya estado encima de un escenario rodeado de una gran orquesta puede decir que ha experimentado el placer de la música" dijo en una entrevista que publicó el diario ABC.

Francisco Valladares poseía una voz extraordinaria y sabía decir el verso como nadie. Lo demostró a lo largo de su vida en los escenarios con sus interpretaciones de los clásicos. Desde su primera intervención como el Juglar de El libro del Buen amor del Arcipreste de Hita, puesto en escena por Ángel Fernández Montesinos en el año 1959, hasta el año 1998, su último clásico, en el personaje de El Mundo del auto sacramental El Gran Teatro del Mundo de Calderón de la Barca bajo la dirección de José Tamayo. Estrenado en la Basílica de San Francisco el Grande de Madrid, se representó en numerosas iglesias y catedrales españolas. Con motivo de la conmemoración del Gran Jubileo del 2000 y el IV centenario de Calderón de la Barca, el auto fue representado en el Vaticano, recibiendo el reconocimiento de el Papa Juan Pablo II.

Su dedicación a la poesía no se quedó en el teatro. Durante más de 30 años llevó a cabo una carrera paralela interpretando recitales poéticos con acompañamiento musical en una época en la que no eran frecuentes estos espectáculos. Se podía decir que él hacía lo que Antonio Machado decía de Juan de Mairena: "Ponía los acentos de la emoción donde suponía los había puesto el poeta." O, expresado de forma clara y sencilla en una dedicatoria que le hizo el poeta Luis Rosales:" A Paco Valladares que lee bien porque entiende lo que lee." Pero la forma de leer el verso de Paco es interpretación, aporta algo a la poesía, como el actor a la obra dramática y contribuye activamente a que la poesía llegue a todos, incluso a los que no han leído un poema y así consigue que el público diga "¡qué bien está lo que este hombre lee!", utilizando de nuevo las palabras de Machado en Juan de Mairena.

El 25 de enero de 2012 Paco dio su último recital en la Sinagoga del Tránsito de Toledo que tuvo lugar dentro los actos conmemorativos del XXV aniversario de la declaración de Toledo como Patrimonio de la Humanidad. Como era habitual en sus recitales fue un gran éxito, lleno total en un día frío de invierno, parte del público quedó fuera al llenarse el recinto.

Estas fotos fueron tomadas por Rosa Mª Zaba en el recital que Paco dio en el Museo Sefardí de Toledo el 25 de enero de 2012.

Dedicatoria del poeta Luis Rosales
Dedicatoria del poeta Luis Rosales

 

Dedicatoria del poeta José Hierro
Dedicatoria del poeta José Hierro

 

Como crónica del evento, reproducimos partes del artículo: TOLEDO: ÚLTIMA REPRESENTACIÓN. AGOTADAS LAS LOCALIDADES de Elisa Romero Huidobro, publicado el 27 de marzo de 2012, Día Internacional del Teatro, en Canal Toledo: "La voz. Esa voz. La de Paco Valladares. Dulce, bronca, rotunda, arrasadora, contenida, violenta, dócil, bruja, zumbona y jubilosa; que se desmaya, se atreve, se enfurece; se muestra alegre, triste, humilde, fugitiva, enojada, valiente, recelosa; y es feroz y dura y arrogante; y es mansa y leve y apacible. Entrega el corazón en cada sílaba -adentro la mirada, como alas las manos-, dominando tonos y registros con la sabiduría del arte, el don y el magisterio. Quien la escuchó, lo sabe. El auditorio devoto reconoce, en la reverencia con la que atiende y en la ovación con que responde, las emociones recibidas durante hora y media de complicidades suscitadas por el decidor, por el juglar que provoca y se transforma en cada pieza. Porque para el actor cada poema es una función; un modelo exclusivo y exacto para armar.

No quiere el actor, el juglar, el decidor, Paco Valladares mismo, terminar el espectáculo en las veinticinco formas anunciadas. Las estira, las prolonga en un último poema (último, sí; aunque ninguno entonces lo sabíamos), homenaje personal a los judíos del mundo que sufrieron -que sufren aún- el Holocausto, adelantándose por propia iniciativa al Día Internacional de su Recordación y al azote constante del terrorismo implacable.(…)

Auschwitz, de León Felipe, suena a capella, sin otra música que la vibración de todos los violines y toda la poesía condensados en la única cuerda de Paco Valladares, sosteniendo el dolor y el amor en ese equilibrio del que sólo él es capaz:"

A raíz de esta actuación de Paco Valladares, el Museo Sefardí lanzó la actividad Decir Auschwitz (Elogio a la memoria de Paco Valladares) que se inauguró con un recital que Nati Mistral, actriz de raza, mujer extraordinaria y gran amiga, dio en la Sinagoga del Tránsito el 25 de enero de 2013 comenzando con el brindis torero de: «Va por ti, Paco Valladares»