Angelina o el honor de un brigadier

Francisco Valladares construye un Germán lleno de humor e ironía. En una entrevista a Carlos Dávila para la Televisión Valenciana, Paco Valladares reconoce: "Empecé a hacer teatro cómico a partir de «Angelina o el honor de un brigadier». El actor cómico en España casi siempre era el bajito, se hacía el deforme, tenía que ser así para resultar gracioso. Entonces, yo hice Germán el traidor y me reía de mí mismo, me reía de mi personaje como galán maravilloso, el fantástico… Y a partir de ahí me empezaron a ofrecer papeles cómicos, yo le encontré la vis cómica a la cosa porque tengo mucho sentido del humor."

"Capítulo aparte merece Francisco Valladares, que es el galán estereotipado a cámara lenta, con una acentuación del gesto grotesco, perfecto, un subrayado casi deletreante, achulado, de antología, no sólo al decir, sino al caminar y en la más mínima mueca. Magnífico." (Crítica de Manuel Gómez Ortiz en el diario YA).

"[Pérez Puig] ha ofrecido a Paco Valladares la oportunidad de mostrarse ante el público en una faceta cómica, con la cara blanca de la farsa y los ademanes adecuados a una interpretación que, se hizo con el favor del público, acrecentándose, paso a paso en la tarea." (Crítica de Juan Ignacio de Ibarra).

"Sencillamente magnífico Paco Valladares, consiguiendo un tipo ridículamente apasionado que sabe dibujar con verdadera maestría" (Crítica de M. Diez Crespo en El Alcázar).