Una carrera artística compartida

Ángel Fernández Montesinos

Conocí a Paco en 1959. Estaba yo recién llegado a Madrid para dirigir El libro del buen amor para el Teatro de Cámara Dido.

Tenía todo el reparto para la puesta en escena, pero necesitaba un actor de buena presencia y magnífica voz para interpretar el personaje del JUGLAR, de gran importancia ya que con sus versos abría el espectáculo y servía de nexo de unión en diversas escenas.

Me presentaron a Paco Valladares, del que sabía las elogiosas críticas en la obra Sur y su labor en los estudios de doblaje. Paco se incorporó al reparto, obteniendo un gran éxito.

Así, de esta manera, empezó nuestra colaboración y nuestra amistad. Al año siguiente repitió éxito interpretando, bajo mi dirección y junto a Carmen Bernardos, LA VIUDA VALENCIANA de Lope de Vega en el teatro María Guerrero.

En la siguiente temporada seguimos colaborando en la comedia de aventuras PETER PAN, original de Barry, para el Teatro Nacional de Juventudes con sede en el teatro María Guerrero, esta vez interpretando el personaje del padre. A PETER PAN, le siguen: PASTORES DE BELÉN de Lope de Vega, y más tarde, EL PEQUEÑO PRÍNCIPE, de Saint-Exupéry.

En 1967, Paco protagoniza con Luis Prendes, EL CASTIGO SIN VENGANZA, inaugurando el ciclo de Teatro Clásico del Corral de Almagro; al año siguiente, también en Almagro, interpreta EL TRÍPTICO DE JUAN DEL ENCINA, adaptación de Antonio Gala.

Después, ya convertido en todo un primer actor, vino el gran éxito de TRAMPA MORTAL, de Ira Levin (autor de "La semilla del diablo") estrenada en el Teatro Marquina. Durante la gira de esta producción comencé a escribir una antología de la revista española, que se tituló Por la calle de Alcalá. Pensamos que Paco podría ser la estrella masculina del espectáculo, ya que interpretaría personajes cómicos, además de ser el galán, cantando y bailando, me costó convencerle, aquel trabajo era todo un reto. Aquel gran espectáculo fue su consagración como galán de musicales. Por la calle de Alcalá con Esperanza Roy, obtuvo 2000 representaciones, Paco fue el único del reparto original que interpretó dicho musical hasta la última representación del mismo.

Después, otro éxito legendario MAMÁ QUIERO SER ARTISTA con Concha Velasco, 1600 representaciones por toda España, agotando localidades. Un bello espectáculo y una pareja ideal, que desgraciadamente no pudo repetirse.

Más tarde volvimos a estrenar TRAMPA MORTAL de Ira Levin, una creación del personaje que alcanzó tal éxito que hubo que repetir en dos distintas producciones.

… y en 2011, su último trabajo escénico bajo mi dirección, la creación del personaje del Tío Cayetano, en la comedia musical de Pablo Sorozábal, LAS DE CAÍN, sobre el libro de los Álvarez Quintero, estrenada en el Teatro Español de Madrid.

Cada día, grandes ovaciones premiaban a un estupendo trabajo de Paco, divertido y codeándose con artistas líricos y cantando sin micro, con una orquesta de 30 profesores.

Resumiendo nuestra fraternal colaboración: dirigí a Francisco Valladares en mi primer montaje en Madrid y lo dirigí en su última y brillante actuación.

Pero, además de todo ese inmenso trabajo compartido, fue un estupendo y fraternal amigo y compañero de tertulias, anécdotas, viajes, cines, estrenos… Siempre con sus ingeniosos comentarios y su estupendo sentido del humor. Nunca olvidaré uno de nuestros viajes, esta vez en Londres, como espectadores de teatro, después de ver la ingente maquinaria que despliegan los musicales, nos imaginamos cómo algunos los harían en Madrid, dijimos cosas tan ciertas y divertidas que terminamos casi en el suelo, con un ataque de risa…

Ahora solo queda el recuerdo de todo aquello. Los dos tuvimos la suerte de vivir la época dorada del Teatro, una época cada vez más lejana, por cierto, de la que ahora nos toca soportar.

Creo que Paco, magnífico actor, en los diversos géneros teatrales que abordó, por su extraordinaria forma de recitar, por su calidad y calidez humana, significa y puede ser todo un SÍMBOLO de una época de TEATRO irrepetible.